Erase
una vez, un cuento que no quería ser contado. En su mundo se encontraba sereno
. Nadie rompía su sosiego con aventuras y desventuras inquietantes . Su corazón
tranquilo no pretendía más desdichas , ahora que ya comenzaba a sanar y había
aprendido a escuchar con atención, el susurro de la brisa.
Pero el viento, siempre implacable y tozudo llamaba una y
otra vez a las puertas de su corazón. Cuento no quería ser contado. Su alma
albergaba historias repletas de belleza ,que prefería mantener cuidadosamente
guardadas. Quién podría prestar atención a aquellos relatos henchidos de
ternura, en los que la naturaleza adquiría singular protagonismo.
Al finalizar el día , noche tras noche , Cuento se
sentaba en su sillón orejero de tonos miel y se colocaba sus zapatillas de
andar por casa , color panza de burro . Observaba el crepitar de las llamas y
así lograba conciliar el sueño.
Viento con insistencia golpeaba una y otra vez , las ventanas de su morada . Estaba dispuesto
a que Cuento despertara definitivamente de su letargo. En el exterior un
horizonte inmenso , vestido de azul celeste aguardaba su llegada y esperaba con
anhelo, que Cuento abriera sus ojos y su corazón al mundo. No retengas tus
historias . Ellas necesitan ser contadas. Hay muchos corazones maltrechos, que
requieren de tus cuidados, Cuento. Le repetía Viento con gallardía , al
interrumpir su sueño.
Dónde está tu alma y tus ganas de ser. Si retienes tus
relatos te perderás en la memoria del tiempo . Te dejarás caer como la arena
entre los dedos, Cuento.
Todavía recuerdo tu ímpetu , tu valentía , tu insensatez
. Tus manos se posaban sobre el teclado y escribían , escribían , escribían . Y
tu alma cobraba vigor y sentido .
Que falta te haces , Cuento …
Que falta nos haces a quienes compartimos tu sonrisa .
El golpear de Viento rompió bruscamente el sueño de
Cuento. Abrió sus ojos hermosos al mundo y contempló un cielo despejado de
nubes y un horizonte extraordinario , con mil y un relatos que recrear. Y un sinfín de corazones expectantes que
aguardaban con una sonrisa todas y cada una de sus pequeñas , grandes historias
, con personajes vivarachos o
desdichados en ocasiones , con finales reparadores, las más de las veces . Y
humor, también con humor como especial bálsamo con el que combatir los desaires
de la vida.
Y Cuento despertó para comenzar a recrear sus relatos.
Abrió las ventanas y dejó que Viento le inspirara . Una sonrisa se dibujó , a
través de las comisuras de sus labios...
Astrid Max